Hay algo que es más importante que cualquier opinión externa: tu propia intuición. Así opina al menos Merlina Meiler, y en lo que a mí refiere es así y no hay vuelta, la intuición no me falla nunca y la vida me ha dado muestras incontables de ello. El asunto entonces es, ¿por qué no siempre le doy bolilla?
La semana que transcurrió me dejó un retrogusto amargo, que se ha ido mitigando con el pasar de los días. Recuerdan el caso que comenté tiempo atrás de la niña abandonada? Pues bien, la pareja comenzó conmigo el trámite en medio de una serie de hechos: la niña es pupila en un orfanato del Estado; pisé aquél sitio –precioso en cuanto a calidad y atención- y los niños se me prendían a la falda diciendo: “lleváme a mí”; mantuve una charla con las encargadas del hogar -al cual Brian Adams presta desde hace dos años, asistencia económica- y me parecieron heroínas, unas mujeres con una capacidad de amor que no está escrito –de hecho la Directora ya ha adoptado a 9 niños que hoy son hombres, todos habían sido dejados como “material desechable” por deficiencias sicomotrices, HIV, etc. , y hoy son todos profesionales¡¡¡¡ una ídola Susana-; se nos avecinaba la Feria Judicial que comienza éste 24 de diciembre y se extiende hasta el 31 de enero y había que actuar pronto; la pareja en cuestión tiene varias empresas y contaba con un staff de abogados pero recurrieron a mí como especialista en adopción; me reuní con el dichoso “staff” de sus dichosas empresas, quienes –en forma amigable por cierto- comenzaron a opinar sobre el juicio que yo pretendía llevar adelante –derecho comercial y civil nada tienen que ver con derecho de familia, está en la tapa del libro pero bue…- y “sugirieron” un proceso con el que yo no estaba de acuerdo en absoluto, pero que satisfizo a la cara de la pareja. O como se dice en términos empresariales: “el formato pegó” y fue ese el que se presentó, pese a mi cara de no estar convencida. Lo percibieron claramente, no puedo fingir mis gestos.
El martes me llama él para preguntarme si puede pasar a hablar conmigo, obvio que le digo que si, aunque ya sabía u olía lo que me iba a decir: que seguiría el tema con su staff. Dicho y hecho. Cuando llega –sólo- apaga móviles, se estralla el cuello para un lado y para el otro, le noto tenso y nervioso y yo de lo mas pancha, eh? Me dice: “mirá, decidimos que sería mejor que siguiese fulano y sultana con el juicio porque en fin, tú no estás de acuerdo con ciertas cosas que a nosotros nos dan confianza (el proceso sugerido por los comercialistas)”. Pregunto yo: “hablás en plural o en singular?”, queda pensando y responde: “bueeeeeee, sabés que somos una pareja y lo que piensa uno…¡¡¡”. Respondo: “lo que piensa uno las Bahamas¡¡¡ vos o tu mujer pensó que era correcto, vos o tu mujer pensaron esto que me estás diciendo? o ambos? Porque me llama mucho la atención que las primeras charlas que tuvimos tú y yo donde te dí mi propuesta de cómo llevar el tema en cuestión, te pareció perfecta, y luego cuando entró a tallar tu esposa y sus abogados, surgieron diferencias”. Porque está bien que cambien de abogado así como yo puedo hacerlo de ginecólogo, pero me gusta saber los motivos, más que para “saberlos” en sí, para confirmar que soy una idiota cuando no me dejo llevar por mi intuición.
La verdad de la cuestión fue que cuando conocí a la pareja – él terminó siendo sobrino de una queridísima amiga, cosa que me enteré días después- él me resultó estupendo y ella ni ahí¡¡, me pareció seca, grosera, siemp0re como sentando cátedra en todas las materias. Fue un caso de esos que tomé pese a esa “voz interior” que me decía que no lo hiciese. Y no se trataba de un tema económico en absoluto¡¡. Esa mañana p.ej. con el caso penal que duró 5 horas, gané mas que con el mentado caso de adopción en sí que hubiese durado varios meses. El dilema se plantea cuando percibís que esa persona que está frente a vos, no es la “madre Teresa de Calcuta” que pinta ser; cuando escuchás esa vocecita que se va haciendo más fuerte a medida que mas frecuentás al otro y que te dice: “negraaaaaaaa, rajemooooo”¡¡¡¡ Es esa “mala onda” que palpás proviene del otro y pareciese sólo vos te das cuenta, pese a que todo tu entorno te diga que está todo bien y que el otro es genial. Según Merlina “El costo de no dar lugar a nuestro propio ser y permitir que prevalezcan ideas que sentimos ajenas, al punto de traicionar nuestros ideales y nuestras creencias, suele ser demasiado alto. No es más sencillo hallar las respuestas fuera de nosotros, ni seguir los pasos que las demás personas nos indican, por más bien intencionadas que sean, si no encuentran eco o aceptación en nuestro ser interno.”
Y sinceramente, me sentí no mal, sino recontra mal conmigo misma 1) porque no me escuché apenas conocí a la esposa, y no dije: “No tomo el caso, consulten con otro colega”; 2) porque terminé participando en un proceso que era el que le “vendieron” otros profesionales que no eran de mi equipo, que no era el que yo encontraba conveniente para el caso en sí. Aún ahí estuve a tiempo de abandonar y no lo hice pese a que sentía que no era lo mejor, pero para ese entonces ya sabía que estaba mi amiga de por medio; 3) porque finalmente –si bien no soy mas la abogada de la causa, tengo cómo seguir el proceso- les negaron la solicitud en la forma por ellos pedida, ante lo cual quizás debería de haberme alegrado y pensado “gan锡¡¡. Pero lo cierto es que me sentí para el traste por la niña, porque en definitiva, fue ella la única que perdió.
Creo que está bueno escuchar lo que te dicen tus amigos siempre y más cuando de cuestiones personales se trata; leer sobre un tema profesional que te interese en particular y escuchar otras opiniones; buscar asesoramiento de ser necesario respecto a cualquier materia; permitir opiniones diversas a la nuestra, pero que la decisión final del asunto sea total y absolutamente nuestra. No tenemos asegurado un resultado positivo, de seguro, pero al menos habremos sido fieles a nosotros mismos.
La semana que transcurrió me dejó un retrogusto amargo, que se ha ido mitigando con el pasar de los días. Recuerdan el caso que comenté tiempo atrás de la niña abandonada? Pues bien, la pareja comenzó conmigo el trámite en medio de una serie de hechos: la niña es pupila en un orfanato del Estado; pisé aquél sitio –precioso en cuanto a calidad y atención- y los niños se me prendían a la falda diciendo: “lleváme a mí”; mantuve una charla con las encargadas del hogar -al cual Brian Adams presta desde hace dos años, asistencia económica- y me parecieron heroínas, unas mujeres con una capacidad de amor que no está escrito –de hecho la Directora ya ha adoptado a 9 niños que hoy son hombres, todos habían sido dejados como “material desechable” por deficiencias sicomotrices, HIV, etc. , y hoy son todos profesionales¡¡¡¡ una ídola Susana-; se nos avecinaba la Feria Judicial que comienza éste 24 de diciembre y se extiende hasta el 31 de enero y había que actuar pronto; la pareja en cuestión tiene varias empresas y contaba con un staff de abogados pero recurrieron a mí como especialista en adopción; me reuní con el dichoso “staff” de sus dichosas empresas, quienes –en forma amigable por cierto- comenzaron a opinar sobre el juicio que yo pretendía llevar adelante –derecho comercial y civil nada tienen que ver con derecho de familia, está en la tapa del libro pero bue…- y “sugirieron” un proceso con el que yo no estaba de acuerdo en absoluto, pero que satisfizo a la cara de la pareja. O como se dice en términos empresariales: “el formato pegó” y fue ese el que se presentó, pese a mi cara de no estar convencida. Lo percibieron claramente, no puedo fingir mis gestos.
El martes me llama él para preguntarme si puede pasar a hablar conmigo, obvio que le digo que si, aunque ya sabía u olía lo que me iba a decir: que seguiría el tema con su staff. Dicho y hecho. Cuando llega –sólo- apaga móviles, se estralla el cuello para un lado y para el otro, le noto tenso y nervioso y yo de lo mas pancha, eh? Me dice: “mirá, decidimos que sería mejor que siguiese fulano y sultana con el juicio porque en fin, tú no estás de acuerdo con ciertas cosas que a nosotros nos dan confianza (el proceso sugerido por los comercialistas)”. Pregunto yo: “hablás en plural o en singular?”, queda pensando y responde: “bueeeeeee, sabés que somos una pareja y lo que piensa uno…¡¡¡”. Respondo: “lo que piensa uno las Bahamas¡¡¡ vos o tu mujer pensó que era correcto, vos o tu mujer pensaron esto que me estás diciendo? o ambos? Porque me llama mucho la atención que las primeras charlas que tuvimos tú y yo donde te dí mi propuesta de cómo llevar el tema en cuestión, te pareció perfecta, y luego cuando entró a tallar tu esposa y sus abogados, surgieron diferencias”. Porque está bien que cambien de abogado así como yo puedo hacerlo de ginecólogo, pero me gusta saber los motivos, más que para “saberlos” en sí, para confirmar que soy una idiota cuando no me dejo llevar por mi intuición.
La verdad de la cuestión fue que cuando conocí a la pareja – él terminó siendo sobrino de una queridísima amiga, cosa que me enteré días después- él me resultó estupendo y ella ni ahí¡¡, me pareció seca, grosera, siemp0re como sentando cátedra en todas las materias. Fue un caso de esos que tomé pese a esa “voz interior” que me decía que no lo hiciese. Y no se trataba de un tema económico en absoluto¡¡. Esa mañana p.ej. con el caso penal que duró 5 horas, gané mas que con el mentado caso de adopción en sí que hubiese durado varios meses. El dilema se plantea cuando percibís que esa persona que está frente a vos, no es la “madre Teresa de Calcuta” que pinta ser; cuando escuchás esa vocecita que se va haciendo más fuerte a medida que mas frecuentás al otro y que te dice: “negraaaaaaaa, rajemooooo”¡¡¡¡ Es esa “mala onda” que palpás proviene del otro y pareciese sólo vos te das cuenta, pese a que todo tu entorno te diga que está todo bien y que el otro es genial. Según Merlina “El costo de no dar lugar a nuestro propio ser y permitir que prevalezcan ideas que sentimos ajenas, al punto de traicionar nuestros ideales y nuestras creencias, suele ser demasiado alto. No es más sencillo hallar las respuestas fuera de nosotros, ni seguir los pasos que las demás personas nos indican, por más bien intencionadas que sean, si no encuentran eco o aceptación en nuestro ser interno.”
Y sinceramente, me sentí no mal, sino recontra mal conmigo misma 1) porque no me escuché apenas conocí a la esposa, y no dije: “No tomo el caso, consulten con otro colega”; 2) porque terminé participando en un proceso que era el que le “vendieron” otros profesionales que no eran de mi equipo, que no era el que yo encontraba conveniente para el caso en sí. Aún ahí estuve a tiempo de abandonar y no lo hice pese a que sentía que no era lo mejor, pero para ese entonces ya sabía que estaba mi amiga de por medio; 3) porque finalmente –si bien no soy mas la abogada de la causa, tengo cómo seguir el proceso- les negaron la solicitud en la forma por ellos pedida, ante lo cual quizás debería de haberme alegrado y pensado “gan锡¡¡. Pero lo cierto es que me sentí para el traste por la niña, porque en definitiva, fue ella la única que perdió.
Creo que está bueno escuchar lo que te dicen tus amigos siempre y más cuando de cuestiones personales se trata; leer sobre un tema profesional que te interese en particular y escuchar otras opiniones; buscar asesoramiento de ser necesario respecto a cualquier materia; permitir opiniones diversas a la nuestra, pero que la decisión final del asunto sea total y absolutamente nuestra. No tenemos asegurado un resultado positivo, de seguro, pero al menos habremos sido fieles a nosotros mismos.
Habitualmente vos, ¿ te dejás llevar por tu intuición?
3 comentarios:
Te diré que ultimamente me cuesta mucho seguir mi intuición y más seguir eso de lo que hablaba Castaneda "la voz del corazón"...
me llevado muchos chascos por seguirla a las dos, no sé si las dos me trabajan mal o si no se interpretar bien lo que dicen, lo cierto es que cuando lo he aplicado en cosas importantes de mi vida me he reventado contra el piso, así que opté por no escuchar ni a mi intuición ni a mi corazón...
solo sigo el curso de los acontecimientos de la realidad y peleo por sobrevivir como sea
bueh, esa es mi experiencia, no creo que sea válida para todas las personas,
saludos,
Pues como todo el la vida también la intuición falla en algunas ocasiones ..pero es verdad amiga que ser fiél a una misma da muchas satisfaciones aunque se meta la pata de vez en cuando ....Millones de besos en esta Navida para tí
Vicky, estoy de acuerdo contigo. Sé que muchas veces escuchamos la del corazón o la de la intuición, según venga el caso. Y como verás, no siempre le damos bola, o aunque lo hagamos, no siempre quedamos satisfechos. Pero por estos tiempos tantas cosas han ocurrido conforme a mi intuición, que "siento" que es hora de hacerle caso de una vez por todas.
Un besazo gigante para tí y Buenas Navidades¡¡¡
Pilarica, un poco lo que comentaba Viky y le respondía. >Pero como bien dices y al menos, saqué de lección de esto que relato, es que al menos -de hacerle caso- eres fiel a tus convicciones.
Un besote enorme y un abrazo de osas, Itxa¡¡¡ te quiero un montón, brujilla, Felicidades¡¡
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