BIENVENIDA

jueves, 30 de octubre de 2008

Reunión de copropietarios que estás en el reglamento.


Siempre odié las reuniones de consorcio, copropietarios, condóminos, asambleas de socios o como sea que se les llame. Para empezar, se hacen en el hall de entrada -sino existe un salón común o dos hall grandes con sillones amplios, donde uno se dedica para estos menesteres- que es tipo 4 x 4 donde ganan siempre los que llegan primero y logran ubicación contra los dos trozos de pared que quedan a continuación de la escalera y el pedacito que da hacia el frente del edificio. Dos en fija, se sientan en la escalera, las veteranas por lo general sacan a relucir sus sillas de playa y son quienes se sientan contra la pared a continuación de la escalera, que salvo raras excepciones, o bien tienen un espejo relativamente grande, o un cuadro relativamente pequeño para las dimensiones de la pared. Después van cayendo los que se colocan en la esquina, luego viene la tropa que comienza a formarse contra el pedacito de pared del frente para continuarse ya en exhibición total, contra el vidrio de entrada, que tiene el nombre del edificio, no? Pero quienes salen siempre mas jodidos son los que llegan de trabajar, se habían olvidado de la dichosa reunión y se encuentran ante el hecho consumado. Quedan equidistantes entre el ascensor y la puerta de acceso al edificio por unos breves instantes, en que pensás que el tipo se congeló, no sabe si quedarse o subir, hasta que el recuerdo de la multa en los gastos comunes de la última vez que no vaciló y subió, lo convencen de quedarse. Esos siempre me provocan pena, nunca saben qué hacer con la gabardina o con el saco, se colocan el maletín entre los pies y siempre cuelga de una mano las bolsas del super con leche y una baguette o flauta, mientras les empieza a sonar el celular y despavoridos intentan apagarlo. El destino de éste es contra el ascensor casi siempre, no le queda otra¡¡¡ Y cada vez que baja uno de los remolones y tiene que abrir la puerta, el tipo intenta correr el maletín con sus dos pies -onda carrera de embolsados-, dejar la pose de playboy con saco agarrado con dos dedos por encima del hombro derecho y gerente de familia con las bolsitas del Disco en la otra, para el que está atrapado en el ascensor mientras él hace toda la maniobra, pueda salir. Y ni te digo si el que sale es de los que aparece recién bañadito, oliendo a perfume, empilchadito de levante y diciendo "Buenas noches" y se va como tiro sin decir "agua va"¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡ maldito tú y tu descendencia¡¡. De hecho se para la asamblea para dar lugar al cuchicheo entre vecinos, miradas fulminantes hacia el administrador como diciendo "y vos no vas a hacer nada? no lo vas a frenar?", y el administrador intentando apaciguar los ánimos saca la dichosa frase: "ya se le aplicará la multa¡¡¡", como cruz frente al anticristo.

Pero siguiendo con las ubicaciones, las hay aún peores, como la de estar directamente contra la puerta de entrada del edificio¡¡¡ esa es como sacarte la entrada mas barata y ver el espectáculo parada atrás de un urso enorme que no te deja ver y otra que sillita de playa¡¡¡¡ porque además tenés que oficiar de portero.

Como es mi eterna costumbre la de llegar tarde hasta a los entierros, hoy llegué tarde a una de estas dichosas asambleas de propietarios en un edificio. No iba en calidad de propietaria, sino de "adjunta" de un colega a quien yo no conocía físicamente siquiera, pero había sido compañero de facultad de mi ex cuñada -es un poco complejo el engranaje, pero cierra- y actual vecino de ella.

Fue como una cita a ciegas, pero entre colegas y en medio de una asamblea de co-propietarios. Lo bueno fue que él me había estado llamando por la tarde para consultar algunas cosas, y en la última oportunidad me preguntó: "y vos cómo sos, por si llegaras tarde?", o sea, le salió el Perales de adentro, no?. Yo sólo le dije cómo estaba vestida y que fácilmente me reconocería por el clavel rojo en la mano, jajaja no, le dije sólo lo de la ropa. El por su parte me dijo: "yo soy canoso pero joven aún -le saltó el chulito¡¡-, uso lentes y estoy de traje".- Pero esa fue la ventaja de llegar 25 minutos tarde: habían solo dos de traje y el otro era morocho¡¡¡ por lo que muy canchera yo, en medio de la charla que él ya había comenzado, le saludo con un: "Hola Martínnnnnnn¡¡¡" -onda, nos conocemos de toda la vida-, besos y abrazos y pedido de disculpas por la demora a la tribuna, un problema con el coche, increíble a último momento (con mi mejor cara de "qué macana"). Me tocó contra la puerta pero del lado de las bisagras, una gentileza que tuvieron para que no fuera yo quien abriese la puerta por un lado y además porque me tenían que oír y no podía hablar y abrir y cerrar la dichosa puertita. Pero como yo a su vez iba cargada con una carpeta, una agenda y mi cartera -tipo valijón- era obvio que tenía que hacer apoyo en algún lado y no se me ocurrió mejor lugar para apoyar mi mano derecha -mientras que con la izquierda sostenía carpeta y agenda y levemente levantaba el hombro para que no se me desplomara la cartera- que el pomo de la puerta principal. Lamentablemente mi compañero, colega, amigo de toda la vida recientemente adquirido, había ocupado el lugar de cancerbero y como la puerta era de estilo bastante moderno, mucho vidrio arriba, franja de madera a 3/4 y nuevamente vidrio hasta abajo, digamos que su trasero quedaba a la altura del pomo donde a mí se me dió por apoyar la mano. Juro que fue sin querer, no hubo intención -como dice una canción de Gilberto- pero a cada rato zafaba mi mano ante alguien que quería entrar y maniobraba el pomo, y aterrizaba en las partes bajas traseras del hombre¡¡¡ Finalmente opté por dejar el pomo quieto, no sea cosa que encima del lío que estábamos tratando y sobre el que mañana tendrán que declarar, tuviera yo un montón de testigos en contra de esa suerte de acoso sexual hacia mi colega¡¡¡¡¡¡
En fin, surrealismo en su naturaleza mas pura esta singular reunión de hoy, pero tuvo su parte divertida, lástima que me quedé sin fijarme en el trasero. Prometo que mañan sí lo haré¡¡

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