Se me van olvidando las palabras.
Por momentos mis historias cobran fuerza tal, que el lenguaje se aletarga ante formas, sonidos, perfumes, texturas y sabores que rescatan tu recuerdo y mi memoria.
Entonces juego a ser Eva en el Edén, llamándole por vez primera a las cosas por su nombre.
Entonces la muerte ya no es "muerte". Es “sol de medianoche” sin oscuridad que impida el verte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario