BIENVENIDA

domingo, 16 de noviembre de 2008

Cuidado: obra en demolición.

Hace dos semanas atrás fuimos con mi amiga Eliza a tomar un helado a "Las Delicias" en Carrasco. Antes de llegar dimos algunas vueltas viendo cómo se anuncian las remodelaciones del ex Hotel Casino Carrasco y casualmente pasamos por la antigua casa de un amigo. Yo no la había conocido pero ella sí. Como era de noche, sólo pudimos ver un aviso del permiso de construcción en el portón y asumí que se trataba de una obra nueva, en tanto ella me porfiaba que sería un arreglo hasta que se bajó del auto y vió que efectivamente, era una obra nueva. Antiguamente -me comentó- habían sido dos casas coloniales pegadas, una de las cuales permanecía ocupada y muy deteriorada por fuera al menos, en tanto que la que había pertenecido a nuestro amigo fue comprada, tirada abajo, se comenzó a construír otra en su lugar y no sé cómo quedará finalmente. Es que con sólo ver la casa gemela a la hoy derrumbada, no era preciso ser arquitecto ni mucho menos para darse cuenta que ya no aguantaría remiendos la pobre¡¡.
Si traigo esto a cuento es porque hace un tiempo he comentado las "turbulencias" por las que viene atravesando mi vida, alguna de las cuales logran desestabilizarme por momentos. Pero ayer a la tardecita cayó la cereza de la torta, aunque convengo que lo viví como la "crónica de una muerte anunciada", ya que algo muy dentro de mí y desde hace un tiempo, me venía diciendo que llegaría a su fin aquella relación laboral. Como fue hablado telefónicamente y ante mi insistencia, mas que por curiosidad, por confirmar lo que de antemano estaba segura conocer, pude arreglar determinadas condiciones favorables para la finalización, que ni en mis mejores momentos de mediación hubiese obtenido. Juro que me asombré de mí misma por la firmeza ante algo supuestamente, de improviso. Pero lo mas extraordinario de todo esto, es que hoy amanecí con una vitalidad y una energía cuya ausencia notaba de larga data, eh? y que me dura hasta ésta hora de la madrugada aún. Hace tiempo atrás una idea viene dándome vueltas y vueltas en la cabeza pero hasta ahora, he hecho de cuenta que no la escucho. Ayer me sonó el "click" y le dí bola y hoy eché manos a la obra. Hablé con Dios y con todos sus súbditos por teléfono -con Dios tengo comunicación gratis y en directo, pero le frecuento poco-, hice ciertas búsquedas, y no sé que salga de todo esto, pero sinceramente no me había dado cuenta de lo maniatada que me encontraba no sólo por esta relación laboral, sino por otras de igual índole que no terminan de convencerme, hasta que ocurrió lo que ya conté. De ahí lo del título. Siento que estoy casi que totalmente demolida y sin embargo me siento tan vital y con tantas ganas de la nueva obra que quiero y voy a levantar, que no sé bien qué me traeré entre manos. Sólo se que no será un remiendo de lo que ya tengo, sino algo totalmente nuevo y diferente. En sicoanálisis se habla de "la profecía autocumplida", cuando algo así ocurre. Bueno, se ve que vengo profetizando inconscientemente de larga data¡¡¡¡
Y en relación a lo que dije, unas letras bellísimas de Paulo, que cada tanto leo y releo:
CERRANDO CIRCULOS
"Siempre es preciso saber cuándo se acaba una etapa de la vida. Si insistes en permanecer en ella más allá del tiempo necesario, pierdes la alegría y el sentido del resto. Cerrando círculos, o cerrando puertas, o cerrando capítulos, como quieras llamarlo. Lo importante es poder cerrarlos, y dejar ir momentos de la vida que se van clausurando.
¿Terminó tu trabajo?, ¿Se acabó tu relación?, ¿Ya no vives más en esa casa?, ¿Debes irte de viaje?, ¿La relación se acabó? Puedes pasarte mucho tiempo de tu presente "revolcándote" en los porqués, en devolver el cassette y tratar de entender porqué sucedió tal o cual hecho. El desgaste va a ser infinito, porque en la vida, tú, yo, tu amigo, tus hijos, tus hermanos, todos y todas estamos encaminados hacia ir cerrando capítulos, ir dando vuelta a la hoja, a terminar con etapas, o con momentos de la vida y seguir adelante.
No podemos estar en el presente añorando el pasado. Ni siquiera preguntándonos porqué. Lo que sucedió, sucedió, y hay que soltarlo, hay que desprenderse. No podemos ser niños eternos, ni adolescentes tardíos, ni empleados de empresas inexistentes, ni tener vínculos con quien no quiere estar vinculado a nosotros. ¡Los hechos pasan y hay que dejarlos ir! Por eso, a veces es tan importante destruir recuerdos, regalar presentes, cambiar de casa, romper papeles, tirar documentos, y vender o regalar libros.

Los cambios externos pueden simbolizar procesos interiores de superación. Dejar ir, soltar, desprenderse. En la vida nadie juega con las cartas marcadas, y hay que aprender a perder y a ganar. Hay que dejar ir, hay que dar vuelta a la hoja, hay que vivir sólo lo que tenemos en el presente.

El pasado ya pasó. No esperes que te lo devuelvan, no esperes que te reconozcan, no esperes que alguna vez se den cuenta de quién eres tú. Suelta el resentimiento. El prender "tu televisor personal" para darle y darle al asunto, lo único que consigue es dañarte mentalmente, envenenarte, y amargarte.

La vida está para adelante, nunca para atrás. Si andas por la vida dejando "puertas abiertas", por si acaso, nunca podrás desprenderte ni vivir lo de hoy con satisfacción. ¿Noviazgos o amistades que no clausuran?, ¿Posibilidades de regresar? (¿a qué?), ¿Necesidad de aclaraciones?, ¿Palabras que no se dijeron?, ¿Silencios que lo invadieron? Si puedes enfrentarlos ya y ahora, hazlo, si no, déjalos ir, cierra capítulos. Dite a ti mismo que no, que no vuelven. Pero no por orgullo ni soberbia, sino, porque tú ya no encajas allí en ese lugar, en ese corazón, en esa habitación, en esa casa, en esa oficina, en ese oficio.

Tú ya no eres el mismo que fuiste hace dos días, hace tres meses, hace un año. Por lo tanto, no hay nada a qué volver. Cierra la puerta, da vuelta a la hoja, cierra el círculo. Ni tú serás el mismo, ni el entorno al que regresas será igual, porque en la vida nada se queda quieto, nada es estático. Es salud mental, amor por ti mismo, desprender lo que ya no está en tu vida.

Recuerda que nada ni nadie es indispensable. Ni una persona, ni un lugar, ni un trabajo. Nada es vital para vivir porque cuando tú viniste a este mundo, llegaste sin ese adhesivo. Por lo tanto, es costumbre vivir pegado a él, y es un trabajo personal aprender a vivir sin él, sin el adhesivo humano o físico que hoy te duele dejar ir.

Es un proceso de aprender a desprenderse y, humanamente se puede lograr, porque te repito: nada ni nadie nos es indispensable. Sólo es costumbre, apego, necesidad. Pero cierra, clausura, limpia, tira, oxigena, despréndete, sacúdete, suéltate.

Hay muchas palabras para significar salud mental y cualquiera que sea la que escojas, te ayudará definitivamente a seguir para adelante con tranquilidad. ¡Esa es la vida!"

Paulo Coelho

No hay comentarios: